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En la postura de medio puente, puedes colocar una almohada o una manta doblada debajo de la zona lumbar para mejorar el soporte.
Intenta levantar la pelvis lo más alto posible del suelo, llevando el pecho hacia la barbilla y distribuyendo el peso corporal uniformemente entre las piernas y los hombros.
En la postura del arado, puedes bajar las piernas no hasta el suelo, sino a una silla, cama o cualquier otro soporte por encima del suelo si te resulta difícil colocarlas detrás de la cabeza debido a la falta de flexibilidad en la espalda.
Si sientes demasiada tensión en el cuello, deja de hacer este ejercicio y elimínalo.
Si no puedes estirar las piernas detrás de la cabeza, no hay problema. Intenta practicar la postura lentamente, intentando estirar las piernas a medida que desarrollas tu flexibilidad general, paso a paso. No te apresures, dale tiempo a tu cuerpo para que se adapte a la carga.